Gracias a las plantas y a su tipo de construcción, los tejados ajardinados ayudan a conservar y a almacenar de media 40 litros de agua de lluvia por metro cuadrado. Esta cantidad supone entre el 70 y el 80 por ciento de las precipitaciones. Una gran parte de este volumen se evapora y es utilizada por las plantas, lo que favorece el ciclo natural del agua.
Comenzamos a ajardinar las cubiertas de los edificios en 2003. Actualmente son más de 3.500 metros cuadrados de tejado en la planta de Ispringen con varias capas de vegetación. Están incluidas partes del edificio de administración y el centro de logística.
Bajo "ajardinamiento extensivo" se entienden superficies verdes en los tejados, que se conservan y desarrollan por sí mismas. Además de las ventajas arquitectónicas, como la mejora en la protección contra incendios y la impermeabilización de las cubiertas frente al viento y las influencias climatológicas, el ajardinamiento de las cubiertas también desempeña una función importante en la reducción de las aguas residuales. Dado que cada vez más superficies están selladas con hormigón impermeable al agua y masivo, el agua de lluvia ya no puede regresar a la tierra, sino que pasa directamente a la canalización. Por eso se producen inundaciones cuando llueve de manera intensa. Una cubierta ajardinada evita este proceso, ya que las plantas consumen una gran parte de la lluvia, lo que favorece el ciclo natural del agua. Otra parte fluye de manera retardada, de este modo se descarga la red de la canalización y se reduce el riesgo de inundaciones.
Un techo ajardinado tiene también otras ventajas ecológicas: son sistemas de climatización naturales, porque durante la fotosíntesis de las plantas el agua se evapora, lo que durante el día produce un agradable efecto refrescante. Por el contrario, el agua se condensa sobre la superficie de las plantas por la noche produciendo calor. La vaporización natural del agua acumulada en la cubierta ajardinada mejora el microclima y proporciona refrigeración y humidificación del aire. Esto tiene un efecto positivo, sobre todo en los despachos colindantes de la administración. A lo largo de todo el año, las plantas aíslan frente al frío, el calor y el viento, y equilibran la temperatura. De este modo contribuyen de manera fundamental al ahorro energético.
Además, los jardines de las cubiertas filtran entre un 10 y un 20 por ciento el polvo fino del aire, y reducen las sustancias nocivas que hay en el aire y las precipitaciones. Los tejados ajardinados son amortiguadores naturales del sonido y reducen el ruido en hasta ocho decibelios.
Un aspecto especialmente importante es que favorecen la biodiversidad de las especies, ya que las superficies verdes ayudan a reemplazar los hábitats naturales de los insectos y otros animales pequeños destruidos por la construcción. Si observamos atentamente, en las cubiertas de Dentaurum podemos descubrir diferentes especies de abejas silvestres, como abejorros, avispas y abejas solitarias, licénidos, mediolutos y otras mariposas, hormigas, mariquitas y arañas... Y también la araña avispa, una de las arañas autóctonas más bonitas de Alemania. Esta gran cantidad de insectos atrae a su vez a los pájaros, como las lavanderas y los colirrojos.